Ley de similitud en homeopatía
Es el primer descubrimiento experimental
de Hahneman: un descubrimiento relativo, ya que lo que Hahnemann aporta como
suyo propio es el método de comprobación sistemática de la efectividad de este
principio, que ha estado siempre presente en toda la Medicina Antigua, y
también en la espagiria Alquímica medieval. Su enunciación latina, según la
convención de la época, es: “Similia similibus curentur”, y su descripción
puede realizarse exponiendo que, toda sustancia medicinal provoca en el hombre
sano, los mismos síntomas que es capaz de curar en el enfermo. Esa substancia
debe recibir el nombre de “Homeopática”, según la etimología griega, “ómoios”,
similar, y “pathos”, enfermedad, ya que según este método terapéutico, esa
sustancia es utilizada para la curación de una enfermedad similar a su
capacidad tóxica o patogénica. Los homeópatas designan a la medicina oficial
como ”alopática”, debido a que emplea remedios contrarios “allos”, al
enfermedad, “pathos”, que se pretende curar.
Ley de
dosis mínima en homeopatía
En la época de
Hahnemann, los médicos acostumbraban a emplear dosis progresivamente crecientes
de los fármacos al uso, ya que la habituación natural del enfermo hacía que
fuera cada vez más difícil vencer esa inercia o pseudo-equilibrio que la
naturaleza establece para imitar las condiciones de homeostasia ideal a la que
aspira, mientras conserva vigente su modelo de estado saludable.
Uno de los
desastres más frecuentes que este proceder ocasionaba, y que fue combatido, tanto
por Paracelso como por el propio Hahnemann, es el de
muy graves y a veces mortales intoxicaciones con los supuestos remedios, de las
cuales era particularmente típica la intoxicación mercurial, contraída por los
medicamentos destinados a combatir la sífilis.
Preocupado por
esta problemática, e inspirado por los planteamientos de Paracelso en ese
sentido, Hahnemann trabajó en la preparación de diluciones progresivamente más
débiles, experimentado sus resultados. Es de estricta honestidad el reseñar que
en este trabajo, como en el de la dinamización, del que se hablará a
continuación, no hizo otra cosa más que seguir las indicaciones alquímicas
establecidas por su predecesor.
El hecho es que al
experimentar los efectos de las sustancias progresivamente más diluidas, pudo
comprobar aquello que posiblemente había intuido previamente; las sustancias
diluidas no solamente no debilitan su poder curativo, sino que lo aumentaban y,
experimentadas en el hombre sano, ocasionaban la aparición de síntomas, con gran
frecuencia, contrarios a los que originaban en estado puro.
En la farmacología
ortodoxa actual existe un exponente teórico que reafirma estos hechos, conocido
como la Ley de
Arndt-Schultz, que establece: “La acción fisiológica de una célula,
resulta aumentada o disminuida en relación con la intensidad del estímulo
(Prof. Shultz). Las estimulaciones débiles aumentan la capacidad vital, las
fuertes la frenan, y las exageradas la eliminan (Prof. Arndt).
Ley de
la dinamización en homeopatía
La sustancia única
diluida no habría podido obtener semejantes propiedades si, al mismo tiempo, no
hubiese sido sometida a un proceso de dinamización, es decir, forzada a seguir
determinado curso en el espacio que, en virtud de la forma del movimiento
descrito y de su ritmo, fuerza y frecuencia, introduce determinadas cualidades
en la materia así tratada. Las propiedades energetizantes del movimiento y de
la forma eran bien conocidas en la antigüedad, y más recientemente se están
reencontrando por medio de las investigaciones en el campo de la Radioestesia y
la Radiónica.
Hahnemann no tuvo
más que aplicar los datos y trabajos ya realizados por sus predecesores y
obtener así el método homeopático de preparación de remedios, o la elaboración
farmacológica homeopática. Sus seguidores desarrollaron artefactos
progresivamente más complejos, a los que dieron el nombre de “sacudidores”, y
hoy en día es fácil el empleo de máquinas que pueden utilizar los efectos de
las fuerzas centrífuga y centrípeta para esta finalidad.
Ley de la individualización
La abundante y minuciosa experimentación Hahnemaniana dio por resultado el descubrimiento de esta cuarta ley, al comprobar que los remedios que él o sus seguidores ingerían, no solamente provocaban aquellos síntomas físicos que podían curar, sino que desencadenaban síntomas mentales tales como temores, anomalías del comportamiento, o actitudes psíquicas, que previamente nunca habían estado presentes en el experimentador.
La principal
aportación de Hahnemann fue su adaptación sistemática y metodológica para una
época regida por el empirismo, dentro de la cual tuvo el innegable valor de
hacer prevalecer su concepción vitalista, y reclamar la primacía para la
consideración de los síntomas mentales y las manifestaciones psicopatológicas
del enfermo, postergando la importancia de los síntomas funcionales y
orgánicos, a los cuales daba únicamente el valor de añadidos, de
manifestaciones complejas y dispersas.
Fuente: SaludBio
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