lunes, 25 de marzo de 2013

LEYES DE LA HOMEOPATÍA


Ley de similitud en homeopatía

Es el primer descubrimiento experimental de Hahneman: un descubrimiento relativo, ya que lo que Hahnemann aporta como suyo propio es el método de comprobación sistemática de la efectividad de este principio, que ha estado siempre presente en toda la Medicina Antigua, y también en la espagiria Alquímica medieval. Su enunciación latina, según la convención de la época, es: “Similia similibus curentur”, y su descripción puede realizarse exponiendo que, toda sustancia medicinal provoca en el hombre sano, los mismos síntomas que es capaz de curar en el enfermo. Esa substancia debe recibir el nombre de “Homeopática”, según la etimología griega, “ómoios”, similar, y “pathos”, enfermedad, ya que según este método terapéutico, esa sustancia es utilizada para la curación de una enfermedad similar a su capacidad tóxica o patogénica. Los homeópatas designan a la medicina oficial como ”alopática”, debido a que emplea remedios contrarios “allos”, al enfermedad, “pathos”, que se pretende curar.

Ley de dosis mínima en homeopatía
En la época de Hahnemann, los médicos acostumbraban a emplear dosis progresivamente crecientes de los fármacos al uso, ya que la habituación natural del enfermo hacía que fuera cada vez más difícil vencer esa inercia o pseudo-equilibrio que la naturaleza establece para imitar las condiciones de homeostasia ideal a la que aspira, mientras conserva vigente su modelo de estado saludable.

Uno de los desastres más frecuentes que este proceder ocasionaba, y que fue combatido, tanto por Paracelso como por el propio Hahnemann, es el de muy graves y a veces mortales intoxicaciones con los supuestos remedios, de las cuales era particularmente típica la intoxicación mercurial, contraída por los medicamentos destinados a combatir la sífilis.

Preocupado por esta problemática, e inspirado por los planteamientos de Paracelso en ese sentido, Hahnemann trabajó en la preparación de diluciones progresivamente más débiles, experimentado sus resultados. Es de estricta honestidad el reseñar que en este trabajo, como en el de la dinamización, del que se hablará a continuación, no hizo otra cosa más que seguir las indicaciones alquímicas establecidas por su predecesor.

El hecho es que al experimentar los efectos de las sustancias progresivamente más diluidas, pudo comprobar aquello que posiblemente había intuido previamente; las sustancias diluidas no solamente no debilitan su poder curativo, sino que lo aumentaban y, experimentadas en el hombre sano, ocasionaban la aparición de síntomas, con gran frecuencia, contrarios a los que originaban en estado puro.

En la farmacología ortodoxa actual existe un exponente teórico que reafirma estos hechos, conocido como la Ley de Arndt-Schultz, que establece: “La acción fisiológica de una célula, resulta aumentada o disminuida en relación con la intensidad del estímulo (Prof. Shultz). Las estimulaciones débiles aumentan la capacidad vital, las fuertes la frenan, y las exageradas la eliminan (Prof. Arndt).

Ley de la dinamización en homeopatía
La sustancia única diluida no habría podido obtener semejantes propiedades si, al mismo tiempo, no hubiese sido sometida a un proceso de dinamización, es decir, forzada a seguir determinado curso en el espacio que, en virtud de la forma del movimiento descrito y de su ritmo, fuerza y frecuencia, introduce determinadas cualidades en la materia así tratada. Las propiedades energetizantes del movimiento y de la forma eran bien conocidas en la antigüedad, y más recientemente se están reencontrando por medio de las investigaciones en el campo de la Radioestesia y la Radiónica.

Hahnemann no tuvo más que aplicar los datos y trabajos ya realizados por sus predecesores y obtener así el método homeopático de preparación de remedios, o la elaboración farmacológica homeopática. Sus seguidores desarrollaron artefactos progresivamente más complejos, a los que dieron el nombre de “sacudidores”, y hoy en día es fácil el empleo de máquinas que pueden utilizar los efectos de las fuerzas centrífuga y centrípeta para esta finalidad.

Ley de la individualización
La abundante y minuciosa experimentación Hahnemaniana dio por resultado el descubrimiento de esta cuarta ley, al comprobar que los remedios que él o sus seguidores ingerían, no solamente provocaban aquellos síntomas físicos que podían curar, sino que desencadenaban síntomas mentales tales como temores, anomalías del comportamiento, o actitudes psíquicas, que previamente nunca habían estado presentes en el experimentador.

La principal aportación de Hahnemann fue su adaptación sistemática y metodológica para una época regida por el empirismo, dentro de la cual tuvo el innegable valor de hacer prevalecer su concepción vitalista, y reclamar la primacía para la consideración de los síntomas mentales y las manifestaciones psicopatológicas del enfermo, postergando la importancia de los síntomas funcionales y orgánicos, a los cuales daba únicamente el valor de añadidos, de manifestaciones complejas y dispersas.
Fuente: SaludBio

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